06 junio 2023

Ensalada de garbanzos





Introducción  


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El cicer arietinum, o garbanzo forma parte intrínseca de la alimentación en toda la cuenca Mediterránea, o lo que es lo mismo, sin su aportación  a la dieta no hay cocina mediterránea.

Su nombre romano no da origen a nuestro vocablo, así que según la RAE proviene, por tener vaina, de la misma palabra que algarroba, pero... no desde el árabe, sino de un supuesto origen indoeuropeo. 

En fin, no sabemos, aunque como somos curiosa y nos gusta intentar encontrar las referencias que nos sirvan para añadir historia y arqueología sobre lo que comemos, os pasamos este enlace que cuenta brevemente alguna cosa del garbanzo en la cultura roman y su traspaso al cristianismo, aunque podríamos ahondar muchísimo más, si un día nos apetece seguro que lo añadimos, pero por ahora conformaros con esto. Y que Cicerón... se llama así porque según relata Plutarco en su obra Vidas Paralelas (Escrita entre los años 96 d. C. y el 117 d. C.) , un ancestro suyo tenía una berruga en la nariz y... le pusieron un mote. Pero es que a los romanos les gustaba poner apellidos relacionados con vegetales. Veamos  el texto de Plutarco en  el capítulo Vida de Marco Tulio Cicerón (106a.c-43a.c)

I.- Dícese de la madre de Cicerón, Helvia, haber sido de buena familia y de recomendable conducta; pero en cuanto al padre todo es extremos: porque unos dicen que nació y se crió en un lavadero, y otros refieren el origen de su linaje a Tulio Acio, que reinó gloriosamente sobre los Volscos. El primero de la familia que se llamó Cicerón parece que fue persona digna de memoria, y que por esta razón sus descendientes, no sólo no dejaron este sobrenombre, sino que más bien se mostraron ufanos con él, sin embargo de que para muchos era objeto de sarcasmos; porque los latinos al garbanzo le llaman Cicer, y aquel tuvo en la punta de la nariz una verruga aplastada, a manera de garbanzo, que fue de donde tomó la denominación, y de este Cicerón cuya vida escribimos ha quedado memoria de que proponiéndole sus amigos, luego que se presentó a pedir magistraturas y tomó parte en el gobierno, que se quitara y mudara aquel nombre, les respondió con jactancia que él se esforzaría a hacer más ilustre el nombre de Cicerón que los Escauros y Cátulos. Siendo cuestor en Sicilia, hizo a los dioses una ofrenda de plata, en la que inscribió sus dos primeros nombres, Marco y Tulio, y en lugar del tercero dispuso por una especie de juego que el artífice grabara al lado de las letras un garbanzo. Y esto es lo que hay escrito acerca del nombre.


Los garbanzos son uno de los pilares de nuestra alimentación desde ni se sabe, y en cultivos al menos desde el Neolítico. Esta planta es originaria del Suroeste de Turquía y su extensión por Oriente se produjo muy pronto, de donde dio el salto de  hacia Europa en época muy temprana y poco después a África.  Sus cualidades nutricionales son enormes, especialmente por contener una proporción alta en proteínas (más del 22 %), por ello se considera fundamental en la alimentación en sustitución de proteínas de origen animal.

Aunque en las regiones del Mediterráneo Oriental su consumo es habitual en toda temporada, utilizándose en platos fríos con mucha frecuencia, en la Península Ibérica se comía en platos calientes, a partir de su cocción en pucheros, cocidos u ollas, siendo el caso más característico el del cocido madrileño. Creo que ya hemos comentado al hablar del cocido y la adafina que leyendo a Galdós se llega a la conclusión de que el pueblo llano, en Madrid, comía invierno y verano un cocido en que no había rastro de carne: con berzas, repollos, nabos y garbanzos. La expresión "ser garbancero" alude justo a lo más vulgar y ordinario (según la RAE), es decir, pertenecer al una clase social que fundamentalmente se nutría con garbanzos. 
Pues bien, ahora somos más abiertos e incorporamos platos de cocina y modos de alimentación de todas partes del mundo y especialmente de nuestro entorno mediterráneo, así que hemos incorporado el homos y hasta se vende preparado en las tiendas de alimentación.
En ensaladas, cada día gana más terreno, y combinan estupendamente con espinacas, tomates, pimientos, cebolla, ajo, pepino... Con las verduras, quesos, aceitunas, surimis, conservas de pescado que más te gusten.

Una de tantos cientos de posibles ensaladas de garbanzos es esta que os proponemos, pero admite creatividad a tope, o sea, que es solo una sugerencia porque según lo que tengas a mano en la nevera y despensa puedes ir combinando según tus gustos.

Nosotras hemos aunado, en este caso, alimentos tradicionales de varias culturas mediterráneas, como el queso feta de Grecia, los tomates secos en aceite de Italia, los encurtidos levantinos, el aceite cordobés, el vinagre de Jerez y un producto de origen japonés muy popular que se ha convertido en un clásico de ensaladas, el surimi, pero todo podía haber sido sustituido por otros productos, a excepción de los garbanzos cocidos.


https://www.20minutos.es/gastronomia/productos/como-hacer-garbanzos




Ingredientes

(Para 4 comensales)
  • 400 gr. de garbanzos cocidos escurridos (puede ser 1 bote).
  • 2 o 3  cebollas en vinagre (o 1 cebolla pequeña pequeña puesta a macerar con agua, vinagre y sal al menos 15 minutos).
  • https://hoycomemossano.com/2019/04/
    10 tomates secos preparados con aceite y hierbas (puede ser un botecito de los que veden preparados, o puedes preparar los tomates secos en casa hidratándolos y pasándolos por una sartén con aceite, y hierbas aromáticas (orégano, albaca, tomillo, romero, melisa y salvia).
  • 100 gr. de queso feta en dados. 
  • 8 varitas de surimi (varitas de cangrejo).
  • 8-10 pepinillos en vinagre.
  • Vinagre (al gusto).
  • Sal (al gusto).

Preparación
https://salazonarte.com/



No tiene ningún misterio: escurrir los garbanzos, y si son de bote enjuagarlos bajo el grifo y volver a escurrir. 

Si la cebolla es fresca, poner a macerar al menos 15 minutos en agua, vinagre y sal para que pierda fuerza).

Trocear todos los ingredientes e irlos añadiendo a los garbanzos en un cuenco profundo para poder mezclar bien todo.

Aliñar con el aceite que llevan los tomates o con el que los hemos frito en la sartén y terminar de condimentar con vinagre y sal si fuese necesario.



Variantes del plato

Esta es solo una propuesta, pero en casa elaboramos según los ingredientes que tengamos a mano. 
Nos gusta mucho con salazones en lugar de surimi, con espinacas y canónigos, con pimientos frescos o asados, con los garbanzos fritos y crujientes... Hasta con pulo cocido o con mejillones en escabeche.

Imaginación al poder, siempre estará rico y será muy nutritivo, aunque no añadas más que vegetales.



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