13 enero 2019

Solomillo de cerdo con roquefort y cebolla caramelizada


Introducción


Un solomillo de cerdo no requiere mucha preparación para ser un plato apetecible, pero si nos animamos un poco y queremos salir de la rutina, esta receta que se prepara con un poco de cebolla y queso resulta estupenda.

En nuestra casa (los que nos seguís en el blog sabéis la razón), se comía poco cerdo, así que hemos sido nostras las que hemos incorporado ciertos platos elaborados con esta carne que, por otro lado, a nuestro padre le gustaba muchísimo, siempre que quedase tierna y jugosa.
Hace ya muchos años, por tanto, que los solomillos, más tiernos que los lomos, están en nuestro recetario. Nos gusta variar la forma de prepararlos, por eso de no caer en la monotonía, y esta forma que proponemos aquí es muy sencilla y no necesita ingredientes muy especiales, echando mano de algún queso que haya por la nevera, en este caso un tipo roquefort,  aunque valdría igualmente cabrales, azul o gorgonzola, es decir, de sabor contundente y algo de cremosidad.

Es fácil y seguro que necesitáis un poco de pan para mojar la salsa.


Ingredientes
Para 4 personas:
  • 800 gr. de solomillo de cerdo fileteado
  • Una cebolla
  • 100 gr. de queso roquefort
  • 50 gr. de mantequilla
  • Una cucharadita de harina
  • 4 granos de pimienta
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 2 cucharadas de azúcar
  • Sal al gusto

Preparación

Pelar y partir la cebolla en plumas finas. 

Machacar con un tenedor el queso roquefort y reservar.

Poner en una sartén o cazuela la mantequilla y, cuando esté derretida, dorar en ella lentamente la cebolla hasta que se vuelva transparente removiendo constantemente. Añadir cuando haya llegado al punto de comenzar a dorarse las 2 cucharadas soperas de azúcar y continuar la cocción sin dejar de remover hasta que se espese el caramelo y adquiera un color dorado oscuro. Reservar.

Untar con una cucharada de aceite el fondo de una sartén amplia o cazuela, y asar en ella los filetes de solomillo. Cuando estén dorados por los dos lados salarlos ligeramente, retirarlos de la sartén y reservarlos en un recipiente tapado.

Calentar de nuevo la sartén donde asamos el solomillo con la otra cucharada de aceite y añadir la cucharadita de harina, dorarla y apartarla del fuego para que no se queme. Añadir el queso desmenuzado y remover. Escurrir el jugo que haya soltado la carne en reposo y verterlo sobre la harina tostada, y, si fuera poco, añadir unas cucharadas de caldo, leche o agua. Agregar los granos de pimienta y volver a llevar a fuego moderado removiendo la salsa hasta que se amalgamen bien los ingredientes y espese un poco. 

Añadir entonces la cebolla caramelizada y los filetes de solomillo asado. Remover con cuidado para que la carne se impregne bien de la salsa y se caliente convenientemente antes de servir.

Variantes del plato

Puede prepararse con otras partes del cerdo, como chuletas. También de este mismo modo pueden hacerse filetes de pechuga de pollo o pavo.



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