27 noviembre 2017

Roscón de Reyes


Introducción


El roscón de reyes es un bollo muy especial aromatizado con agua de azahar que, tal como lo conocemos, procede de la mesa del rey de Francia y lo introduce en España la corte del primer Borbón, Felipe V, para la celebración de la festividad de la Epifanía.  En el mismo siglo XVIII adquiere gran popularidad en algunas poblaciones, como Madrid o Sevilla aunque, a pesar de ello, no se generaliza la costumbre de tomar el roscón en la Noche de Reyes hasta bien entrados los años 60 del siglo XX.

Se le ha querido encontrar raíces a esta tradición en las fiestas saturnales y del dios Jano, especialmente por las fechas en que se consume, pero es muy probable que todo esto no tenga mucha consistencia y sea una invención erudita para darle cierto rango a la costumbre. Sin embargo la costumbre de repartir dulces entre familiares y amigos la noche de Reyes sí parece provenir de la tradición romana de las fiestas saturnales y del día primero del mes dedicado al dios Jano, es decir, enero, cuando en el interior de estos dulces los romanos solían esconder una sorpresa, consistente en una moneda con la efigie del dios Jano, algún juguetillo o un haba seca, considerada entonces como el fruto de la buena suerte.

Esto del haba seca parece que en la Galia, es decir, Francia, se mantuvo incluso en época medieval (atestiguado en algún texto del s. XI) y de ahí que se traslade al roscón de la Noche de Reyes.

La costumbre, tal como se ha impuesto, es tomar el roscón acompañado de chocolate en taza, como resopón o como final del día de la cabalgata.

Recuerdo que por los años 60 eran los adultos, sobre todo, los que celebraban la fiesta del roscón la Noche de Reyes, tras las compras y preparativos necesarios en la espera de la llegada de la visita de los Reyes a las casas. Pero también recordamos eso como algo que se tomaba no en el ambiente doméstico, sino en las salas de baile, casinos y demás, donde los más jóvenes iban a disfrutar de la última velada festiva antes de acabar las fiestas navideñas.

El Roscón de Reyes es un dulce algo pesado de hacer en casa, pues requiere una elaboración lenta, con horas de reposo entre una fase y otra de amasado, y nunca para preparar con prisas.  Ahora que los roscones comprados en pastelerías parecen haber dejado de tener ese sabor “auténtico”, esta receta nos proporciona la posibilidad de gozar de un bocado realmente especial. Decir que es un dulce para preparar con niños en la cocina, divirtiéndonos todos, sería faltar a la verdad, pues la única tarea que les podemos dejar a los peques de la casa es el adorno del final.



Ingredientes
(Para 2 roscones medianos): 

Masa:
  • 500 gr. de harina de fuerza (no sirve otra).
  • 100 gr. de mantequilla. 
  • 75 gr. de azúcar.
  • 20 gr. de levadura de panadero. 
  • ¼ de litro de leche entera.
  • 2 huevos .
  • 3-4 cucharaditas de agua de azahar.
  • una cucharadita rasa de sal. 
  • una cucharadita de raspadura de limón. 
Acabado y adorno:
  • 1 huevo batido para pintar el roscón. 
  • 2 cucharadas de azúcar para espolvorear. 
  • fruta escarchada (para adornar).

  • almendra fileteada (para adornar).

Preparación


Templar 3 cucharadas de leche y mezclar con la levadura, añadir 100 gr. de harina y formar una masa blanda, que se amasa durante unos 10 minutos. Tapar y dejar que fermente durante una hora aproximadamente a temperatura ambiente no muy fresca (22/23º),  para obtener la masa madre. 

Templar entonces la leche restante y poner los 400 gr. de harina que hemos guardado en un cuenco o recipiente amplio, hacer un hueco en el centro y echar los 2 huevos, el azúcar, la leche templada, la ralladura de limón y el agua de azahar. Amasar con las manos hasta formar una masa con estos ingredientes, trabajándolos bien  hasta que se vuelva una masa fina y correosa (unos 10 minutos).

Extenderla ahora con las manos sobre la tabla, colocar en el centro la mantequilla ablandada (no derretida) y mezclar muy bien. Cuando la masa se haya vuelto homogénea y suave es el momento de añadir la masa madre y volver a mezclar bien y amasar unos 5 minutos más, hasta conseguir que de nuevo recobre la consistencia anterior y se endurezca. Formar entonces una bola con la masa resultante, espolvorearla con un poco de harina, colocarla en un cuenco, taparla y guardarla en un lugar templado durante unas 3 horas hasta que vuelva a fermentar (se quiebra y aumenta de tamaño). Volver a amasarla durante otros 3 minutos, a fin de que pierda el aire de la fermentación y dejarla reposar de nuevo 3 horas más para que vuelva a crecer y esponjarse.

Volcar la masa sobre la tabla espolvoreada de harina y con las manos, también espolvoreadas de harina, formar 2 bolas compactas. Colocar cada una sobre una lata de horno untada de mantequilla o cubierta con un papel de hornear, aplastarlas un poco, practicar con los dedos un agujero en el centro e ir ampliando hasta darles forma de rosco alargado o circular, según nos guste; introducir por la parte de abajo las sorpresas envueltas en papel transparente de cocina y volver a cerrar bien la masa.

Pintar con huevo batido, espolvorear de azúcar grueso humedecido en agua, para que quede a grumos, adornar con pedacitos de fruta escarchada y almendras fileteadas, dejar reposar otros 30 minutos antes de meter al horno caliente.
Cocer durante unos 20 minutos a unos 180º hasta que los roscones estén dorados y la aguja con la que los pinchemos salga limpia.



Otros detalles


Aconsejamos comenzar la elaboración con tiempo por delante, por ejemplo al comienzo del día, pues se requieren unas 10-12 horas para todo el proceso.


Variantes del plato

Para rizar el rizo, por si no fuese bastante complicada su elaboración, se ha puesto muy de moda rellenar el Roscón con natas, cremas, etc... Bueno, lo admite, está claro, pero es una pena  que entre tanto adorno desaparezca su típico sabor a azahar.

Para los que quieran guiarse con imágenes, pueden ver, porque es muy ilustrativo en cuanto a cómo es la textura de las masas y demás, este vídeo.




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