10 marzo 2018

Guiso de patatas con almendras



Introducción

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Esta es una receta de nuestra amiga Beatriz, de quien la hemos tomado prestada pues la ha publicado en La Garbancita Ecológica del barrio madrileño de Vallecas. Ella forma parte de esta cooperativa que hace una labor extraordinaria de formación especialmente entre escolares. No nos vamos a entretener en hablar de La Garbancita Ecológica porque para eso podéis entrar en su página.

A nuestra amiga estas patatas guisadas se las enseñó a hacer su abuela, así que al menos en su casa cuatro generaciones las tienen bien asentadas en la memoria a través del paladar, pues Bea ya se las comienza preparar a su nieta, que huele el guiso en la cocina desde que nació.

Hay "patatas a lo pobre", así que estas deberían llamarse "patatas a lo rico", pues de ricos era poder añadir un buen puñado de almendras a la cazuela.

Sea de donde sea el origen del plato, lo que está clarísimo es que comparte los gustos de toda la cuenca mediterránea, sin duda, y podría prepararse por igual en el Norte de África -que quizás fue donde lo empezó a preparar la abuela de Bea-, o en cualquier lugar próximo a este mar de la "Koiné".

Las patatas guisadas con almendras que hace Bea merecen incorporarse a nuestro recetario porque beben de la cocina más tradicional de nuestro país, con ese majado de almendras, pan, ajos y perejil, son dignas herederas de la tradición medieval de las tres culturas que tanto nos enorgullecen, aunque claro, el guiso es de lo más "moderno" con las patatas -incorporadas a nuestra cocina a finales del siglo. XVI y el pimentón en el XVII.

Como primer plato invernal es magistral.



Ingrediente
(Para 4 comensales)
  • 5 patatas medianas variedad monalisa (o las que se prefieren para cocer).
  • 50 gr. de almendras crudas peladas.
  • 3/4 L aprox. de caldo de cocer verduras o de agua.
  • 1 rebanada de pan de hogaza o dos de barra de pan.
  • 3 dientes de ajo.
  • 1 cucharadita de pimentón dulce (ahumado o picante según prefiramos).
  • 5 cucharadas de aceite de oliva. (60-75 ml).
  • 3 ramas de perejil.
  • Sal al gusto.


Preparación

Pelar los dientes de ajo. Pelar y trocear las patatas en cachos más o menos del mismo tamaño. Lavar el perejil y quitarle los tallos gruesos.

Calentar en una cazuela 4 de las 5 cucharadas de aceite de oliva y freír en primer lugar los dientes de ajo hasta que se doran, se retiran y se reservan en el mortero.

En el mismo aceite freír ahora las almendras y las rebanadas de pan, hasta que se doran, cuidando de que no se tuesten demasiado. Se retiran y reservan también en el mortero, donde añadiremos el perejil y el pimentón, junto con algo de sal, para machacar junto y conseguir una pasta espesa con las almendras picadas pero no totalmente deshechas.


En la misma cazuela se añade la otra cucharada de aceite -porque el que se puso al inicio habrá disminuido al freír el pan-, y se rehogan las patatas troceadas hasta que comienzan a tomar color.

Entonces se les añade el caldo o agua hasta cubrirlas y se mantienen cociéndose hasta que comienza a hervir, que es el momento de verter el contenido del mortero. Se deja cocer todo junto a fuego muy flojo para que no se pegue al fondo de la cazuela, se repasa de sal y se remueve de vez en cuando hasta que las patatas han ablandado y la salsa se ha espesado (20 minutos más o menos).

Servir a la mesa caliente, y para darle vistosidad se le espolvorean unas hojas de perejil que le darán color. 



Variantes del plato

Una variante es añadirle huevos, bien escalfados dentro del propio guiso, bien fritos y puestos sobre las patatas, o bien cocidos y picados al servir el guiso en la fuente o en los platos.

O completamente reducido el caldo, con salsa espesa, caso de las que hemos puesto en la foto de arriba.








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