Introducción
En la Universidad Autónoma Marga estudiaba filología y tuvo la grandísima suerte de conocer y trabar amistad con Aurora de Albornoz. Las veladas algunos sábados en su casa de la calle México, 15, a menos de 4 minutos de la nuestra, han dejado huella imborrable, y más aún las tardes de intimidad, hablando de literatura y de política o corrigiendo galeradas de Chile en el corazón..., pero sobre todo su inmensa humanidad, su compromiso comunista contra el régimen, y la generosidad demostrada cada vez que alguno de sus amigos se encontraba en apuros, del tipo que fuesen.
Eran los años oscuros, grises, del final del franquismo. Eran los años luminosos de unas adolescentes llegadas a la capital para seguir sus estudios lejos de casa y de sus hábitos culinarios...
Así de contradictorias son las sensaciones en el recuerdo de esos años, con carreras delante de los grises, con detenciones y estancias en calabozos (nos libramos de otras cosas peores como los tiros o la cárcel, que también nos podían haber tocado).
En la Universidad Autónoma Marga estudiaba filología y tuvo la grandísima suerte de conocer y trabar amistad con Aurora de Albornoz. Las veladas algunos sábados en su casa de la calle México, 15, a menos de 4 minutos de la nuestra, han dejado huella imborrable, y más aún las tardes de intimidad, hablando de literatura y de política o corrigiendo galeradas de Chile en el corazón..., pero sobre todo su inmensa humanidad, su compromiso comunista contra el régimen, y la generosidad demostrada cada vez que alguno de sus amigos se encontraba en apuros, del tipo que fuesen.
Pero esta mujer tan brava carecía de buena salud y es más, era inapetente, obligándose a alimentarse para mantener sus fuerzas. De ella es esta receta, que compartimos más de una noche aprovechando además la carne sobrante de alguna comida. Una cena fácil de elaborar y con muchas proteínas. Una comida por tanto que sin requerir prácticamente nada de tiempo para su preparación, le aportaba muchos nutrientes, estaba calentita y le permitía seguir leyendo mientras mordisqueaba distraídamente.
Por nuestra querida Aurora, la poeta, la investigadora, la fina y aguda crítica, la mujer admirable, incorporamos en nuestra dieta este sándwich, que en muchas ocasiones hemos preparado para niños que se quedaban a cenar en casa. Como resulta blandito y jugoso, a nuestra madre, muy inapetente también y delicada, se lo preparábamos en ocasiones y conseguíamos que se lo comiese con gusto.
Os lo recomendamos para reutilizar sobras, o para un día de peli o serie interesante que no nos queremos perder mientras cenamos.
Ingredientes
(Para cada sándwich )
- 2 rebanadas de pan de molde más bien gruesas (del tipo que prefiramos: integral, con semillas, blanco, etc.).
- 1 huevo.
- 1 loncha de carne previamente asada (rotí de ternera o buey, lomo de cerdo, rosbif...).
- 2 lonchas de queso que funda al calor (tipo cheddar, emmental, gruyère, ...)
- Sal y pimienta al gusto.
- 1 cucharadita de mantequilla.
Para el acompañamiento:
- 30 gr. de ensalada de hojas (lechuga, rúcula, canónigos, escarola... solas o combinadas).
- mostaza
- sal al gusto
- vinagre
- aceite de oliva virgen
Preparación
Batir el huevo en un plato hondo con una pizca de sal y pimienta. Introducir allí una de las rebanadas de pan y rebozarla bien por ambas caras con el huevo. Sacar y colocar esta rebanada empapada sobre un recipiente plano para montar el sándwich, colocando una loncha de queso, la carne y otra loncha de queso. Proceder con la segunda rebanada de pan igual que con la primera y colorar en la parte superior para cerrar el sándwich.
Untamos el fondo de una sartén refractaria con un poco de mantequilla y cuando está derretida colocamos el sándwich con mucho cuidado, pues con el huevo el pan estará muy blando y puede romperse, y dejamos que se cueza al fuego flojo durante unos dos minutos hasta que esté dorado. Con ayuda de una espátula plana lo giramos para dorar por la otra cara, manteniendo otros dos minutos al fuego.
Retirar y servir caliente, para que el queso bien derretido le dé cremosidad.
Acompañar con ensalada de hojas preferiblemente, aliñada con una salsa de aceite, mostaza, sal y vinagre.
Otros detalles
El queso es preferible que lo compremos ya loncheado. Nosotras muchas veces, para rebajar algo de colesterol y calorías, lo hacemos con lonchas de queso light, y el pan sin grasas añadidas y con poco azúcar.
El Croque-monsieur y los demás sándwiches de tipo francés, con jamón o pollo o pavo loncheados, y con las bechameles y quesos rallados, son quizás los precedentes y variantes de este sándwich que os proponemos, al que vamos a llamar Aurora en homenaje a esta gran mujer.
Se puede preparar con salmón y bacalao ahumados, o con cualquier otro tipo de relleno a nuestra elección, y cada unos será un sándwich distinto.
Especialísimos con foie en lugar de carne, y en este caso acompañado de unas setas a la plancha o unos cogollos de endivias pasadas por la sartén con una pizca de mantequilla. Esto sí palabras mayores, para grandes ocasiones sin etiqueta.
Especialísimos con foie en lugar de carne, y en este caso acompañado de unas setas a la plancha o unos cogollos de endivias pasadas por la sartén con una pizca de mantequilla. Esto sí palabras mayores, para grandes ocasiones sin etiqueta.
¡Qué hermoso chicas! Probaré una variante con pan integral de espelta y sin queso(no tolero otros panes ni el queso)Un beso.
ResponderEliminarPor supuesto, variantes al gusto de cada cual, pero estos son los que preparaba la entrañable Aurora.
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