Introducción
Como ya apetecen platos frescos y aperitivos en terracitas al sol, os proponemos preparar este facilísimo plato que está dentro de la tradición de los antipastos, o aperitivos italianos y entronca con antiquísimas raíces de conservación de verduras.
Nosotras la comimos por primera vez en Roma y hemos aprendido a hacer la concia a partir de una receta ancestral guardada por la madre de nuestra amiga Marina, romana, perteneciente a una de las pocas familias judías supervivientes a tantos ghettos y persecuciones en la ciudad eterna de las siete colinas.
Desde luego se trata nuevamente de un plato que bebe de la tradición judía, como sucede con tantas verduras conservadas en aceite y vinagre, tal como os venimos contando en otros lugares de nuestro recetario.
Aunque se toma de entrada, nosotras hacemos concia cuando llega la temporada del calabacín y lo guardamos así para ponerlo como acompañamiento de cualquier plato (Sí, de nuevo hay que recordar que ahora hay calabacines todo el año, pero era verdura de verano).
Nos gusta mucho como relleno de crêpes y como base de queso o jamón sobre unas tostas crujientes.
Para aperitivo, junto a unas anchoas de preparación casera son el no va más, o con unas huevas de merluza cocidas y aliñadas...
Ingredientes
(Para 4/6 comensales)
- 2/3 Kg. Calabacines.
- Aceite de oliva abundante.
- Sal.
- Vinagre.
- 5 dientes de ajo.
- 3 cucharadas de albahaca seca o un manojo de albahaca fresca.
Preparación
Lavar y cortar con piel o parte de ella los calabacines en rodajas no excesivamente finas (unos 3/4 mm.), espolvorearlas de sal y dejarlas una hora para que suden, mejor inclinadas para que escurran. Enjuagar y secar bien con un paño o papel de cocina.
Freír las rodajas durante cuatro minutos aproximadamente en abundante aceite, a fuego medio y no muchas cada vez, para que no se rompan ni se deshagan, sino que se doren ligeramente.
Disponerlas sobre el recipiente donde se van a guardar por capas y sobre cada una de ellas espolvorear sal, albahaca, ajo cortado en láminas finas y unas gotas de vinagre.
Continuar del mismo modo hasta poner todo el calabacín. Entonces cubrir con el aceite donde se han frito las rodajas. Este plato se suele tomar frío y se conserva bien.
Otros detalles
Este es un plato que se conserva durante bastante tiempo en la nevera, o en frasco de cristal cerrado herméticamente.
Como el ajo se pone crudo sobre el calabacín aún caliente resulta muy aromático, así que aconsejamos no poner demasiadas láminas entre capa y capa de calabacín, pero eso va a gustos.
Variantes del plato
Se puede hacer también con berenjenas, pero la más tradicional es con calabacines.
A la hora de servir se puede acompañar con lascas de queso pecorino o parmesano.
También está riquísima con una lonchas de jamón ibérico.
Se pueden preparar los calabacines a la plancha con el mismo aliño, pero en ese caso hay que consumir pronto pues no se conservan bien.
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