Introducción
Parece a simple vista innecesario indicar esta receta tan fácil, tan antigua y tan extendida por toda la geografía mediterránea, de oriente a occidente.
Nos mueve a recogerla aquí el hecho de que observamos en nuestro entorno que cada vez se dedica menos tiempo a la cocina y, creyendo que se acorta el mismo, se suelen enharinar las berenjenas para freírlas, pero de este modo absorben mucho aceite y suelen ser muy indigestas, por no hablar de otras razones por las que se debe evitar el exceso de aceite frito.
Aunque se lleve la precaución de ponerlas con sal durante un rato, hay una gran diferencia entre las berenjenas fritas pasadas sólo por harina y las pasadas por huevo y harina.
Una de las diferencias más notables es que las que se han pasado por huevo conservan su jugosidad, mientras que las primeras pierden casi toda el agua en la preparación previa con la sal y en el proceso de fritura después.
Las berenjenas rebozadas por huevo y harina además cunden mucho, pues aumentan su volumen y se puede preparar una buena fuente con sólo una berenjena.
En nuestra casa no se freían las berenjenas de otro modo, salvo cuando iban a prepararse con salsa de tomate o con otras verduras. Teníamos la costumbre de tomarlas de cena en las noches de verano, pues hasta hace poco no había berenjenas todo el año. Muchos amigos de la familia que compartían mesa desconocían este modo de hacerlas y se sorprendían de tan suculento manjar, siendo algo tan simple, pero que adquiere las cualidades de un pastelillo cremoso en su interior y crujiente por fuera.
La mejor manera de comerlas es recién hechas, pero también son muy apropiadas para tomar frías, cuando se va de pícnic, que tanto apetece ahora que llega ya el buen tiempo. Nuestra madre las preparaba muchas veces para llevarlas a la playa cuando nos íbamos a pasar el día junto al mar. El aroma del salitre y de los pinos y la luz filtrándose por sus agujas densas junto con el sabor de estas berenjenas son un todo inseparable en nuestra memoria.
Por todo ello, os animamos a prepararlas así, con lo que ahorraréis tiempo y aceite y obtendréis un resultado espectacular.
Ingredientes
(Para 4 comensales)
- 1 berenjena grande (350 gr.)
- 1 o 2 huevos.
- 150 gr. harina aprox.
- sal al gusto
- Aceite abundante para freír.
Preparación
Pelar la berenjena y partirla en rodajas de 5 mm. de grosor. En un plato hondo o cuenco batir el huevo con sal y en otro plato o cuenco poner la harina.
Espolvorear con un poco de sal si se desea las rodajas de berenjena y proceder a pasarlas primero por el huevo y después por la harina.
Mientras se van rebozando las berenjenas poner una sartén al fuego con abundante aceite y cuando este haya adquirido temperatura incorporar las rodajas de berenjenas de una en una en diferentes tandas evitando que se peguen entre sí, y solo la cantidad que forma una sola capa. Al cabo de dos o tres minutos, cuando adquieren color dorado por un lado, se les da la vuelta. Proceder así hasta tener todas doradas. Se extraen y se colocan sobre papel absorbente.
Otros detalles
Las mejores berenjenas para este plato son las rayadas de color morado y blanco, aunque se pueden usar todas.
Se pueden hacer sin pelar, pero es más agradable poder comerlas despreocupadamente sin atender a retirar la piel.
Variantes del plato
Salen deliciosas si las rellenamos de queso en lonchas o de jamón y queso, para lo cual cortaremos las rodajas algo más gruesas en librillo, haciéndoles un tajo que no llegue a separar las dos mitades, para introducir en medio el relleno de las finas lonchas de queso y jamón antes de rebozarlas por el huevo y la harina.
También son exquisitas acompañadas de una salsa de miel, que se hace mezclando tres cucharadas de miel con una o dos de vinagre, hasta obtener una salsa ni demasiado líquida ni demasiado espesa, que se vierte sobre las rodajas recién sacadas de la sartén, tal como se preparaban en la antigua cocina andalusí por mozárabes y sefardíes en tiempos medievales.
Clásico entre los clásicos!
ResponderEliminarMuy atinado, Salva: no nos olvidemos de los clásicos.
EliminarPara que sean clásicos hay que mantenerlos en activo porque si no pasan a la categoría de antigüedad y Maicha como arqueóloga de eso sabe algo, Jajaja