Introducción
Las peras al vino son un postre muy tradicional extendido por todo el occidente. Probablemente podamos hacerlo nacer en el seno del Imperio Romano, si bien tampoco sería descabellado darle un origen en el mundo heleno.
Cocer las frutas con vino, azúcar (miel o higos en ausencia de la misma) y especias, es un medio muy extendido de conservar el excedente de frutas de temporada, y quizás las peras por su textura, son las frutas que mejor resultan preparadas de este modo.
Aunque las peras cocidas al vino tinto sean las más tradicionales y extendidas ya que la geografía del vino tinto es muy amplia, en zonas como Cataluña se vienen haciendo desde hace mucho tiempo también con cava.
La receta que os proponemos además del cava lleva kiwi, elemento este que se incorpora sobre la base tradicional de la receta, proporcionándole un toque de sabor ácido y una vistosidad singular por el verde intenso y el toque de marrón oscuro de sus pepitas diluidas en la salsa.
Allá por los años ochenta del siglo XX se comenzó a introducir en España como fruta muy exótica el kiwi, que en repostería quedaba de lo más atrayente por el bonito corte que proporcionan sus rodajas. Esta fruta de origen chino, que a partir de 1960 comienza a cultivarse en Nueva Zelanda y ahora ya está bien adaptada en muchos países mediterráneos como el nuestro, le da un toque muy especial a las peras con cava y denota sin lugar a dudas que su incorporación a la receta es reciente dentro de lo que cabe, no yendo mucho más allá de medio siglo. Nosotras la incorporamos a nuestra cocina posiblemente a finales de los 80, cuando la leímos en un libro de gastronomía que por desgracia y curiosamente -o no tanto-, carece de autor.
Lo preparamos muchas veces como postre de comidas muy abundantes o de alto valor calórico o de colesterol, para evitar preparar un dulce con más huevos, grasas y harinas, así que casi todos nuestros amigos lo han degustado alguna vez y nos han dado su aprobación.
Cocer las frutas con vino, azúcar (miel o higos en ausencia de la misma) y especias, es un medio muy extendido de conservar el excedente de frutas de temporada, y quizás las peras por su textura, son las frutas que mejor resultan preparadas de este modo.
Aunque las peras cocidas al vino tinto sean las más tradicionales y extendidas ya que la geografía del vino tinto es muy amplia, en zonas como Cataluña se vienen haciendo desde hace mucho tiempo también con cava.
La receta que os proponemos además del cava lleva kiwi, elemento este que se incorpora sobre la base tradicional de la receta, proporcionándole un toque de sabor ácido y una vistosidad singular por el verde intenso y el toque de marrón oscuro de sus pepitas diluidas en la salsa.
Allá por los años ochenta del siglo XX se comenzó a introducir en España como fruta muy exótica el kiwi, que en repostería quedaba de lo más atrayente por el bonito corte que proporcionan sus rodajas. Esta fruta de origen chino, que a partir de 1960 comienza a cultivarse en Nueva Zelanda y ahora ya está bien adaptada en muchos países mediterráneos como el nuestro, le da un toque muy especial a las peras con cava y denota sin lugar a dudas que su incorporación a la receta es reciente dentro de lo que cabe, no yendo mucho más allá de medio siglo. Nosotras la incorporamos a nuestra cocina posiblemente a finales de los 80, cuando la leímos en un libro de gastronomía que por desgracia y curiosamente -o no tanto-, carece de autor.
Lo preparamos muchas veces como postre de comidas muy abundantes o de alto valor calórico o de colesterol, para evitar preparar un dulce con más huevos, grasas y harinas, así que casi todos nuestros amigos lo han degustado alguna vez y nos han dado su aprobación.
Ingredientes
(Para 4-8 comensales)
- 8 peras de agua, blanquillas o blanca de Aranjuez (que de todos estos modos se la conoce).
- 1 botella de cava semi-seco.
- 200 gr. de azúcar.
- 1 vara de canela.
- 1 corteza de limón.
- 3 kiwis.
- 10 almendras tostadas fileteadas para adorno, si se desea.
Preparación
Pelar las peras, quitarles la flor e introducirlas en una cazuela donde quepan en una sola capa, bien plantadas o tumbadas.
Extraer la corteza de un limón fresco y lavado, procurando que quede limpia de la parte blanca, y añadir a las peras, así como una vara de canela y los 200 gr. de azúcar. Añadir el cava.
Cocer por espacio de 20-25 minutos a fuego medio, girando de vez en cuando con cuidado las peras si están tumbadas para que se cuezan por igual por todos los lados. Deben quedar blandas pero con la carne bastante firme.
Sacar las peras con cuidado de la cazuela y depositarlas en un recipiente que pueda ir a la nevera cuando se hayan enfriado del todo.
Si el almíbar que aún tenemos en la cazuela está muy claro, mantener algo más al fuego para que reduzca y espese. Extraer la corteza de limón y la canela y verter el almíbar sobre las peras para que estas se maceren.
Poco antes de servir el postre, pelar los kiwis. Partir uno en rodajas que adornarán la copa, cuenco o plato donde se servirá el postre. Colocar el almíbar en un recipiente para batir junto con los otros dos kiwis, añadir las almendras fileteadas (si se desea) y verter la salsa resultante por encima de las peras.
Otros detalles
Elegir una cazuela con tamaño adecuado para que quepan en una sola capa las peras, bien plantadas o tumbadas.
Es importante que los kiwis se trituren con el almíbar poco antes de servir, para que no pierdan sus vitaminas y mantengan el color verde intenso, pues si la salsa se deja hecha muchas horas antes se oxida y cambia de color, aunque esté igual de sabrosa.
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