Introducción
La tarta que se come en tierras alicantinas en las celebraciones más señaladas, la tortada de almendras que no faltaba en ninguna boda, bautizo, comunión, santo, ni cumple... Esa tarta por antonomasia hasta hace unos 40 años en tierras de almendra como es Alicante , descubrimos que tiene una hermana en el Norte de África, en Túnez. Allí se elabora con los mismos ingredientes, pero -y el pero es muy importante-, como el calor hace que sea extremadamente peligroso el almíbar con que se baña, y allí abundan casi tanto como en Elche los dátiles, se sustituye el almíbar por dátiles. Pero..., un momento: ¿esto es así o justamente al revés, y es nuestra tortada la que cambia aquí, en tierras europeas, el dátil por el amelado?
Es posible que fuese un dulce de repostería de ida y vuelta, cuando expulsados de los reinos de la península ibérica muchos musulmanes y judíos fueron a para a tierras norteafricanas.
Sea como fuere, esta tarta tradicionalísima, extendidísima por todo el Mediterráneo, puede estar ya en vías de extinción en nuestras tierras ante otras tartas más vistosas, por lo que hemos visto últimamente en las pastelerías levantinas.
Por todo eso, y para que no se pierda esta ríquísima tarta en su versión más primigenia, os ofrecemos la receta.
Ingredientes
(Para 6 personas)
- 200 gr. almendras cruda molida.
- 200 gr. dátiles deshuesados (frescos o secos o en adobo, según época del año).
- 200 gr. azúcar.
- 5 huevos
- 1 cucharada de aceite de oliva para untar el molde (puede sustituirse por molde antiadherente y forrado de papel para horno).
Para adornarla:
- 6 Dátiles partidos por la mitad.
- 12 Almendras.
Preparación
Separar las yemas de las claras de los huevos, procurando que la clara no tenga ni rastro de la yema.
Picar los dátiles.
Encender el horno para que vaya calentándose, y aprovechamos para poner las almendras del adorno a que se tuesten sobre una bandeja, con cuidado de que no se quemen.
En un cuenco para hacer merengue dejar las claras apartadas, y en otro cuenco hondo y amplio colocar las yemas y el azúcar, y batir hasta conseguir un aspecto espumoso y una textura líquida. Incorporar la almendra molida y los dátiles picados y mezclar bien hasta conseguir una masa uniforme.
Batir las claras a punto de nieve muy firme, e ir incorporando poco a poco este merengue a la masa, con ayuda de una espátula, moviendo con cuidado de abajo arriba, para que no se agache el merengue.
En un molde para horno de unos 27 cm. de diámetro y unos 7 cm. de hondo, untado si hace falta con el aceite o forrado, verter la masa.
Dejar cocer en horno precalentado a 180º durante una media hora.
Desmoldar y colocar en una bandeja plana, adornándola con los frutos secos.
Otros detalles
Como la masa de esta tarta es muy delicada, no se debe abrir el horno hasta que la cocción no esté muy avanzada, pero se debe vigilar el calor para que no se oscurezca demasiado y, si es preciso, cubrir con un trozo de papel de aluminio. Para saber si está bien cocida la masa, pinchar con una aguja larga o palillo en el centro y comprobar que salga limpio.
Si no encontramos almendra molida, podemos comprar almendra cruda pelada y picarla en casa con ayuda de cualquier picadora.
También nos puede ayudar la picadora para los dátiles.
Si tenemos motor y varillas para batir nos puede resultar muy útil para conseguir el merengue, pero podemos hacerlo sin problemas con ayuda de una varilla manual o un tenedor.
Puede alarmar, a los menos familiarizados con los bizcochos, que esta receta no lleve ningún tipo de levadura, pero es que es la clara de huevo batida a punto de nieve la que la hace subir la masa.
Puede alarmar, a los menos familiarizados con los bizcochos, que esta receta no lleve ningún tipo de levadura, pero es que es la clara de huevo batida a punto de nieve la que la hace subir la masa.
Variantes del plato
Como hemos comentado en la introducción, esta tarta de dátiles queda prácticamente igual que la tradicional tarta de almendras con almíbar, cuya receta ofrecemos en otra entrada, pues la mezcla del dátil dentro de la masa la hace casi igual de jugosa y tierna, aunque el dulzor tiene un punto de sabor diferente.
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