Introducción
Los gazpachos de pastor, también llamados gazpachos manchegos
o Galianos, es un plato tradicional, muy antiguo
en la cocina española, que se elabora en una amplia región de la península que
abarca La Mancha oriental, parte de Murcia, las comarcas montañosas de Valencia
y Alicante, con múltiples variantes
locales. Incluso en la zona costera de Alicante existe una con
pescado, frente a la más extendida y primigenia de carne de caza menor.
Su denominación más extendida es la
de “gazpachos”, en plural, que distingue el plato del gazpacho andaluz frío de
verduras crudas, y hace alusión a los fragmentos de la torta de pan ácimo
desmenuzada, o “galianos”, que caracteriza este manjar sabroso y humilde, pero
muy apreciado.
Aunque se menciona a menudo que
Cervantes los nombra como Galianos en El Quijote, yo no he localizado tal
cita, pero sí aparecen como gazpachos en boca de Sancho en el capítulo LIII de la segunda parte, cuando
al abandonar el gobierno de la “ínsula”,
le dice al médico Recio:
“Mejor me está a mí una hoz en la mano que un cetro de
gobernador; más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de
un médico impertinente que me mate de hambre”.
Por estas palabras se puede deducir
que Cervantes se refiere a los gazpachos como un plato contundente y de gentes
humildes, como Sancho, impropio, por tanto, de las mesas de los duques y
gobernadores, en los que platos más frugales no han saciado el hambre del escudero.
Los gazpachos, en sus recetas más
extendidas, son un plato de caza menor, elaborado con carne de conejo, liebre o
perdiz -o bien con mezcla de estas carnes-, y torta de pan ácimo, llamada
también torta cenceña o pan de pastor, por ser el pan que los pastores podían
conservar o incluso elaborar en el monte sobre las brasas y sin levadura. Estas
tortas son la forma de pan más antigua
que se conoce y su tradición llega a la actualidad también en la forma del pan
árabe y del pan matza judío.
Aunque lo más extendido hoy en día es
comer los gazpachos en plato, la forma más popular era servirlos sobre una gran
torta, y en algunos lugares aún se presentan así.
En tal caso, al acabar de comer el
guiso depositado sobre la torta, la costumbre es untar con miel el resto de la
misma –aunque impregnada del caldo- y
tomarla como postre. En algunos lugares, sin embargo, la torta restante se come
untada de all i oli.
Ofrecemos aquí una receta propia del
valle del Vinalopó, que se elabora en nuestra familia desde el siglo XIX.
Ingredientes
(Para 6 personas)
- 1 conejo, o una liebre, o medio conejo y dos perdices, limpios y troceados.
- 2 cebollas.
- 3 pimientos verdes del tipo italiano, de carne y piel fina.
- 2 tomates maduros rallados o medio bote de tomate triturado.
- 12 medios tomates secos (opcional).
- 1 cucharada de orégano.
- 1 cucharada de pebrella (hierva aromática propia de la zona levantina, que se encuentra fácilmente en algunos supermercados en toda la península).
- 1 cucharadita de tomillo.
- ½ cucharadita de pimienta molida.
- Una pizca de azafrán o colorante alimentario.
- ½ vaso de aceite de oliva.
- Litro y medio de agua (aproximadamente).
- Sal.
- 600 gr. aproximadamente de torta de pan ácimo (torta cenceña o torta de pastor), que puede comprarse seca y desmenuzada en paquetes, o entera y fresca.
- Si se desea elaborar en casa se necesitan: 500 gr. de harina, un vaso y medio de agua y una cucharadita de sal.
Preparación
Si va a elaborarse en
casa la torta de gazpachos comenzaremos por ella, para que se enfríe mientras preparamos el
guiso antes de desmenuzarla. Si la vamos a comprar preparada saltaremos esta
primera parte de la receta y comenzaremos por la segunda parte.
1. Torta de pan ácimo:
En un recipiente
amplio se coloca la harina en forma de volcán, mezclada con la sal. Se echa el
agua, algo templada, en el centro y se mezcla, primero con cuchara de madrera y
luego con las manos. Se amasa unos 3 minutos y se deja reposar una hora.
Se extiende luego
sobre la tabla con ayuda de un rodillo hasta obtener varias tortas de medio
centímetro de grosor que se cuecen, bien a las brasas, bien en el horno
calentado previamente a 200 º, bien en sartén a fuego moderado, dándoles
la vuelta a los 5 minutos aproximadamente. Si no está bien cocida, se vuelve a
girar y cocer unos minutos más.
Las tortas suelen
quedar muy ligeramente doradas, pero con puntos más oscuros (a las brasas casi
quemados).
2. El guiso de gazpachos:
Calentar en una sartén el medio vaso de aceite y freír en él
la carne troceada, en varias tandas, para que se dore bien. Cuando esté dorada
depositarla en la perola de porcelana o perol de barro donde vaya a cocerse el
guiso. Este ha de ser un recipiente amplio, de unos 35-40 cm de diámetro.
En la misma sartén y el mismo aceite se fríen los pimientos
troceados y se depositan sobre la carne. A continuación se fríen los tomates
secos, y se colocan también en la perola.
En el aceite restante, y a fuego bajo, se fríe la cebolla
picada y cuando esté transparente y
blanda se añade el tomate rallado y se fríe todo junto hasta que el tomate esté
en su punto. Se echa el sofrito sobre los demás ingredientes.
Se añaden el orégano, la pebrella, el tomillo, la pimienta y
la sal. Se cubre la mezcla con el agua y se añade el azafrán o colorante. Se lleva
a ebullición y se deja cocer a fuego lento al menos durante una hora, hasta que
las carnes estén blandas y el caldo haya adquirido todo el sabor de los
ingredientes.
Se echa entonces la torta de pan ácimo desmenuzada en trozos
de unos 2 x 2 cm y se deja cocer de nuevo otros 7-10 minutos, removiendo de vez
en cuando con una cuchara de madera, para impedir que se pegue el pan al fondo
del recipiente. Si el caldo se hubiese evaporado mucho se añade más agua, ya
que el guiso no debe quedar muy caldoso, pero sí meloso.
Se sirve caliente y se acompaña con un vino tinto de buen cuerpo.
Variantes del plato
Puede decirse que existen tantas variantes de gazpachos como lugares donde se guisa y una de nuestras preferidas es la que sustituye los tomates secos por setas, como hacen en la provincia de Cuenca.
La variante más singular es, quizá la de la isla de Tabarca (Alicante), que sustituye la carne por mero y en lugar de tomates secos utiliza ñoras secas (2 para seis personas), fritas y machacadas en el mortero, y añadidas al sofrito de tomate.
¡Qué interesante es la introducción de esta receta! ¡Me encanta lo que se aprende con este blog!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPor segunda vez nos deleitamos con este excelente plato en la Cocina de las Almela y Marga se superó de nuevo.
ResponderEliminarEstos gazpachos de pastor maridan bien con vinos tintos envejecidos en barrica o reserva y siendo casi siempre partidario de que los caldos que acompañen los platos sean de la tierra, en esta ocasión mi preferencia es un vino del Alentejo.
A comienzos del verano pasado, el sumiller de Asturianos nos sugirió un Esporao Reserva 2012, agradándonos tanto que Gaspi y Sagario viajaron hasta la Heredade de Esporao para abastecernos con algunas ampollas. Dionisos fue muy generoso con ellos y regresaron con las preciadas botellas.
Esporao Reserva 2102 es un vino tinto elaborado con variedades de uvas alicantinas, cabernet-sauvignon, aragonés y trincadeira. Envejecido 12 meses en barricas de roble americano y francés, a la vista, en la copa, de color picota, granate opaco, en nariz frutos del bosque y destellos especiados de vainilla muy sutiles y en boca muy estructurado, con cuerpo, fresco y de retrogusto con un toque amargo.
Salud.
Gracias, Raúl, de nuevo, por la sugerencia. Aunque en casa se solía acompañar con monastrell, reconozco que el Esporao con el que nos obsequiaste, es un maridaje excelente para los gazpachos.
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