26 junio 2017

Ensalada alemana de salchichas


Introducción


Aunque en Madrid existían restaurantes alemanes desde comienzos del siglo XX, no eran muy populares, así que la cocina alemana tardó años en captar adeptos. En los años 70, una vez perdido el miedo entre los progres y rojos a que te consideraran pro-nazi si te gustaba algo procedente de Alemania (ya veíamos las películas del Nuevo Cine Alemán: Volker Schlöndorff, Rainer Werner Fassbinder, Werner Herzog o Wim Wenders y algunos leían en ediciones mexicanas a Gunter Grass, prohibido por el franquismo y del que hasta 1978 no ve la luz en España El tambor de hojalata), se comenzó a poner de moda la cocina alemana. Los perritos calientes eran muy populares y las salchichas de Franckfurt, pero pertenecían más al imaginario de las pelis americanas y todo lo Made in USA. 

Por fin, igual que íbamos trayendo la democracia, los jóvenes españoles valorábamos positivamente cualquier cosa que procediese del otro lado de los Pirineos, de esa Europa en que se vivía muchísimo mejor y los obreros tenían derechos que aquí costaba mucho conseguir. No sabemos si el regreso de los inmigrantes que se habían marchado a trabajar a Alemania tuvo algo que ver también en la nueva consideración de Alemania como país que ya no estaba entre los que apoyaban al Régimen -no sé de dónde sacaríamos esto, pues Alemania daba trabajo a los míseros españoles que Franco autorizaba a salir para traer divisas-, y en el que se vivía democráticamente, pese a la existencia del Telón de Acero, el Muro de Berlín, etc... 

En fin, que desde 1975 y desde luego no por nostalgia del fascismo y la dictadura que habíamos vivido, sino quizás como un reto frente a todo esto, nos empezó a gustar esa mezcla de sabores ácidos, dulces y muy especiados.

Bueno, ya basta de preámbulo: nosotras y nuestros amigos fuimos conociendo por los años 70 la cocina alemana, casi al mismo tiempo que las fondues de queso y carne y las tablas de patés, o incluso el goulash al estilo de Praga. ¡Era la modernidad! Estábamos hartos de nuestra cocina tradicional, especialmente de la "garbancera" con que se nos había criado en los años del hambre, de ahí que empezamos a incorporar el recetario más exótico que se nos podía ocurrir, junto con la cocina china -tan socorrida y barata-, que iba abriendo establecimientos por toda nuestra geografía (quizás no venga a cuento en esta introducción, pero el primer restaurante chino de Madrid se abrió en 1975, El Buda Feliz que aún hoy está abierto en la calle Tudescos).

Bien, todo esto, hasta pasar por China, para deciros que nos gustan las ensaladas alemana con muchos pepinillos agridulces, remolachas, patatas y cebollas, a las que a veces ponemos arenques, lengua o salchichas, como en este caso.

 
Ingredientes


(Para 4-6 comensales)
  • 4 Salchichas tipo Lannwurst, Bratwurst , Franckfurt, etc. (según apetencias).
  • 1 cebolla.
  • 100 gr. de pepinillos agridulces.
  • 150 gr. de remolacha cocida (o en vinagre).
  • 250 gr. de patatas.
  • 100 gr. de queso Allgäuer Emmental.
  • 200 ml. de nata ácida.
  • Sal, eneldo y pimienta molida, al gusto.
  • 1 cucharada de azúcar, 3 de vinagre y un pellizco de sal para preparar la cebolla.
Preparación


Pelar la cebolla y partirla a rodajas,  plumas o gajos muy finos que se colocan en un cuenco hondo. Añadir en el mismo recipiente el azúcar, el vinagre, una pizca de sal y agua. Dejar en maceración.

Lavar bien las patatas con piel y ponerlas a cocer con agua salada hasta que al pinchar con una aguja de brocheta o palillo notemos que se atraviesa bien el centro. Dejar dentro del agua caliente por espacio de unos 15 minutos y escurrir.

Del mismo modo preparar las remolachas (si no se adquieren cocidas o en vinagre).

Mientras se enfrían las patatas y las remolachas, ir preparando el resto de los ingredientes:

Preparar una fuente amplia y comenzar a trocear las salchichas en rodajas no muy gruesas (si tienen piel dura, retirarla antes). Partir el queso en dados y los pepinillos  también en rodajas.

Cuando se hayan enfriado las patatas y las remolachas, retirarles la piel y partirlas a rodajas o dados e irlas añadiendo al conjunto de ingredientes.

Finalmente incorporar la cebolla escurrida.

Aliñar con la nata agria, el eneldo, la pimienta y un poco de sal.
Otros detalles


Si no encontramos nata agria, o no nos gusta, se puede sustituir por una mayonesa con yogur, o por mayonesa con mostaza.
Variantes del plato

Esto mismo, con arenques en vinagre o salsa de yogur es otra ensalada alemana riquísima, o con lengua de ternera cocida.


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